lunes, 11 de mayo de 2015

Donde quieras que juegues !!

Donde quiera que juegues, sea cual sea el éxito que has alcanzado, pertenezcas o no a uno de los más importantes equipos, seas capitán o seas principiante, un entrenador o un jugador, una de las cualidades que tiene que sobresalir en todo ámbito deportivo, y en toda persona, es la humildad.Este fue uno de los aspectos que influyeron en el resurgimiento de los All Blacks, luego de su caída en el mundial de rugby del 2007. Para ese entonces, ante la ausencia de resultados, el desorden, y la falta de disciplina, muchos jugadores estaban por ser sacados del plantel. Fue así que su coach, Graham Henry, decidió realizar un cambio drástico desde sus fundamentos, implementando diferentes acciones a seguir.



Hoy voy a centrarme en una de ellas. Graham la denominó, “Barrer los galpones”, “Sweep the Sheds”, la cual también podría aplicarse a muchos equipos y personajes, que se encuentran hoy en día en el ámbito deportivo. Quiero aclarar que estos temas no son simplemente cosas que se me ocurren, sino cuestiones que surgen continuamente en mi consultorio, por jugadores y entrenadores, como temas a trabajar y que influyen en la performance de toda persona o equipo. Sorprendentemente, podemos decir que una de las virtudes de los All Blacks es la humildad. Pues sí, eso es lo que han estado entrenando.
Paradójicamente, luego de un match, si bien muchos sueñan con la gloria en llegar a ser famosos como ellos, después del partido, hasta el mismo Richie McCaw y Dan Carter, tomaban una escoba y se encargaban de la limpieza y el orden del lugar. Debían ocuparse de la limpieza de su vestuario, el barro, las vendas, juntar las camisetas, las medias, toallas y calzados. Todo debía quedar en su lugar.
Esta acción es un ejemplo de la humildad personal que se debe poseer, y fue uno de los valores cardinales que se trabajó en el equipo. Es imposible alcanzar el éxito sin tener tus pies bien plantados sobre la tierra, sin reconocer que tu realidad es la misma de los demás, en aceptarte con tus habilidades y defectos, sin vanagloriarse por ellos.La humildad es una parte fundamental de la cultura. 
Nadie está por encima ni por debajo, y por esa razón, todos en el grupo tenían que seguir el whanau, a sus tradiciones, valores y cultura de sus antepasados. Recordemos que whanau, es un término maorí, que significa familia, pero con un significado más complejo que incluye las dimensiones físicas, emocionales y espirituales.
Un equipo es como una familia extendida, donde se cambia el yo por el nosotros, donde nadie es más importante que el resto, donde no existe el jugador estrella, y cada uno desempeña una función en particular. La humildad comienza en el nivel interpersonal de la comunicación entre sus pares, permitiendo que surjan preguntas, donde nadie en particular conoce las respuestas, sino simplemente cada uno colabora en la solución. Este sentido de unidad, de fusión, de hermandad, de sencillez, de modestia, de compartir, son los valores que le dan sentido al grupo.
Sobre estos elementos claves de la interacción, es donde se trabajó, haciendo hincapié, más sobre la persona y su carácter, que sobre el talento, ya que sin buenas personas no existe equipo. Este fue otro lema base de trabajo. “Better People, Make Better All Blacks”, “Mejores personas, hacen mejores jugadores”.
Desde el punto de vista psicológico, la humildad es un rechazo de la vanidad y la presunción, donde la modestia y la discreción mejoran las demás virtudes y enriquece la personalidad. No debemos confundir humildad con debilidad, la humildad es opuesta a la soberbia. 
Una persona humilde no es pretenciosa como lo es una persona o un equipo soberbio, quien se siente que las conoce todas, y generalmente hace las cosas por sobresalir.Parecemos estar participando continuamente en una competencia para ser el más rico, el más exitoso, el más inteligente, el que mejor juega, el más “vivo”.
Esa actitud de soberbia es contraria a la generosidad, la empatía y la amistad porque impide comprender a los demás, y les hace pensar que no necesitamos de ellos. Para ser grande hay que ser humilde. 
La inteligencia emocional va de la mano de la humildad, donde no se pierde tiempo en competir con el otro, sino en mejorar continuamente las habilidades propias.
Al fin y al cabo, ¿qué hay más preciado, que utilizar nuestro tiempo para poder ser siempre un poquito más? Pero para nosotros, no para los demás.


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